La noche estrellada. Vincent Van Gogh. Saint Rémy, 1889. Museo de Arte Moderno de Nueva York.
PARA MIS DOS HIJOS
Hay dos luceros brillando dentro de mi corazón,
ellos dirigen mis pasos ,con fuerza y con tesón.
Cuando el camino oscurece de penas y melancolía,
son ellos que con su luz,me abren paso y me guían.
Algunas veces soy fuerte y recorro mi camino,
pero cuando la fé no me alcanza para luchar ese día,
pienso en ellos y como un dardo,la fé vuelve a mi vida.
Es un dardo que acomete y que hiere sin medida
pero a la vez sana y enbravece mi debilidad contenida.
Creo que a no ser por ellos,mi alegría la perdería
en llantos y pensamientos que yo jamás querría.
Entonces,¿qué hago aquí? ¿Tiene mi trabajo una meta?
¿O es que debo esforzarme para encontrar una respuesta?
No consigo disipar esas nubes de impaciencia
por conocer los motivos de mi existencia tan incierta.
Sólo cuando pienso en la luz que tienen mis astros bellos,
conozco que son mis hijos,y sólamente ellos
los que deciden si valgo para continuar mi carrera.
Son mis luceros mis hijos,hijos de amor y grandeza
por haber nacido estrellas,estrellas de gran brillo y realeza.
CQV
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