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Muchas culturas antiguas asimilan sus progresos en la civilización a la ayuda recibida de unos seres que ellos llaman "dioses del sol".
Muchas de las civilizaciones que han sorprendido al hombre moderno por los logros alcanzados en diversos campos, ya sea construcción de grandes edificios que aún no comprendemos, extensos conocimientos astronómicos, desarrollo temprano de la agricultura y la ganadería extensiva, etc... poseen en su mitología una figura apasionante a la que según ellos deben todos estos logros: Los dioses sol.
¿Quiénes son estos seres?, ¿qué grado de veracidad puede darse a los textos que los mencionan?. Alrededor de ellos la ciencia actual ha puesto siempre el título de "mitología" o "creencias esotéricas", pero ciertamente la concepción antigua de estas civilizaciones de la presencia de la divinidad como algo concreto, real, presente, en gran medida tangible, el convencimiento tácito e indestructible acerca de su existencia hace resultar muy difícil considerarlo todo simple mitología.
¿Acaso esos seres existieron realmente?
La importancia del dios solar
En la gran mayoría de las civilizaciones antiguas, y en casi todas las culturas precolombinas de las que tenemos noticia, la deidad más importante es aquella a la que se atribuye el poder del sol.
Ra para los egipcios, Tonatiuh para los aztecas, Kukulcán para los mayas, Shamash para los mesopotámicos, todos estos nombres se consagraban a los dioses cuyo poder era el del sol, cuya esencia procedía de él y cuyos efectos en la tierra permitían el transcurso de la vida y la existencia de civilizaciones prósperas y avanzadas sobre ella.
Más allá de la mitología egipcia, y sus intrincados relatos sobre el dominio en la tierra de un dios o de otro, siempre aparecía Ra como juez supremo, como el juez de sabiduría y poder ante el cual los demás dioses se sometían. Un dios justo y antiguo que existía desde hacía mucho tiempo antes de que los demás existieran. Un dios benefactor siempre en constante lucha con Apofis, la serpiente de la barbarie, con el símbolo del Caos.
Calaveras en templos y la deformación sagrada
Sobre la existencia física de estos dioses del sol no hay nada, solo suposiciones, y referencias en textos antiguos. Pero hay quizás alguna pista que no se ha tenido demasiado en cuenta: la presencia de varios cráneos alargados de grandes dimensiones en diversos templos de Centro y Sudamérica.
Cráneos cuya prolongación resulta sorprendente y sobrehumana, cuyo perímetro resulta increíble y del cual sólo se puede deducir que los humanos que poseían tales cerebros debían medir bastante más que la altura del hombre convencional.
Esos cráneos existen, y se exhiben en algunos museos antropológicos de diversos países sudamericanos, como en Perú, como también existe la deformación craneal que los pueblos precolombinos practicaban en sus clases nobles y sacerdotales para que se parecieran a los cráneos de los dioses, esos dioses del sol que venían del cielo y que ayudaban a los humanos.
¿Eran los dioses del sol seres extraterrestres?
Nassir Haramein y su visión de la cuestión
Para el investigador suizo Nassir Haramein el enfoque de la cuestión es claro, en unas conferencias que celebró en el Rogue Valley Metaphysical Institute en el año 2003 hablaba de los enigmas de la historia antigua y todos los consideraba fruto de una incursión extraterrestre que, utilizando el sol como portal intergaláctico aterrizaron en la tierra y se comunicaron con sus habitantes.
Así, a través de un complejo sistema de símbolos enseñaron a los humanos nociones de astronomía, física, edificación, agricultura, ganadería y urbanismo, y permitieron que los hombres les divinizaran, como medio para que así se recordasen sus enseñanzas y se transmitieran de generación en generación, a través del tiempo.
Así pues, pese a esta teoría estrafalaria y totalmente contraria a nuestras ideas, pero cuyo examen en profundidad revela ciertas certezas, no deja de ser curiosa la fijación de las culturas antiguas acerca de la existencia de unos dioses del sol benefactores para la humanidad, y de textos de antigüedad indatable que aseveran que "los dioses vinieron del cielo, gobernaron durante milenios y se marcharon de vuelta al cielo".
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